Fue a finales del pasado siglo que Scott Gorham entendió que la inmortal música de Thin Lizzy no debía dejar de ser interpretada, no cuando varios de los componentes de la mítica institución irlandesa seguían en activo y en buena forma, caso de tipos como John Sykes o Darren Wharton, que participaron en la primera formación de esos Lizzy cuya misión en la vida era “dedicar cada segundo sobre el escenario” a nuestro añorado Phil Lynott.
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