Diez años suele ser mucho tiempo en el mundo de la música, pero cuando el estilo es el siempre bien ponderado NSBM el inmovilismo nunca está mal visto. Si de paso tu disco debut es una de las mejores y más personales obras de tan exclusivo género (Noontide, 2003) aunque su fama evidentemente es más que limitada, tenemos de nuevo un caso de moderado hype entre manos.
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